¿Existe el destino? ¿Tenemos el control sobre él?
(Texto originalmente escrito en portugués y traducido al español con el apoyo de ChatGPT)
¿Existe el destino? ¿Tenemos el control sobre él?
(Texto originalmente escrito en portugués y traducido al español con el apoyo de ChatGPT)
Bert Hellinger, padre de las Constelaciones Familiares Sistémicas, en su libro «La Fuente No Necesita Preguntar el Camino», afirma: «El destino es lo que uno sigue, a menudo sin saber por qué. Si observamos con atención, podemos ver que el destino está determinado por una conciencia colectiva inconsciente que actúa en las familias». También afirma que el destino se origina en la acción conjunta de la conciencia personal y esta conciencia colectiva inconsciente, de una manera que no podemos controlar a menos que comprendamos la acción de esta conciencia inconsciente.
Y puesto que así es, entendamos qué es esta conciencia y cómo funciona.
De hecho, Bert Hellinger, además de las Leyes del Orden, u Órdenes del Amor, nos dejó otra gran contribución. A través de sus observaciones sobre la dinámica familiar, se dio cuenta de que existen tres niveles de conciencia que influyen en nuestro comportamiento.
El primero es el nivel de la Conciencia Personal. Esta conciencia personal se manifiesta como una voz interior que nos dice qué está bien o mal, qué es bueno o malo, y precisamente por eso, es en este nivel donde emitimos juicios. En esta conciencia, actuamos según el conjunto de valores, creencias e ideales que heredamos de nuestros padres y familia. En este nivel de conciencia, a menudo podemos percibir nuestros comportamientos e incluso identificar nuestras creencias limitantes. Sí, esta conciencia personal es limitada, porque nos hace actuar según lo aprendido de nuestra familia y, por lo tanto, cualquier diferencia no es válida. Aquí, la mayor necesidad es la pertenencia, por lo que somos fieles a los ideales de nuestra familia para asegurar nuestra pertenencia.
El segundo nivel de conciencia es el de la Conciencia Grupal o Arcaica. En este nivel de conciencia, lo importante es el grupo. Aquí, la mayor necesidad es la supervivencia y el mantenimiento del grupo, lo que implica el respeto a las Leyes Sistémicas. Por lo tanto, en este nivel de conciencia, las tres Leyes Universales observadas por Bert Hellinger, es decir, los Órdenes del Amor, son las necesidades básicas. Estas son:
Primera Ley – Pertenencia: Todo miembro de un sistema tiene derecho a pertenecer. El sistema no tolera la exclusión de ninguno de sus miembros. Si alguien del sistema es excluido, otro miembro ocupará su lugar, repitiendo su destino, hasta que el miembro que sufrió la exclusión sea examinado e incluido.
Segunda Ley – Jerarquía: Quienes llegaron primero tienen prioridad sobre quienes llegaron después. Cuando se viola esta ley, surgen luchas de poder y quienes no están en su lugar terminan cargando con responsabilidades que no les corresponden.
Tercera Ley - Equilibrio – En toda relación, un intercambio equilibrado es necesario para que sus vínculos se fortalezcan y crezcan. Cuando el intercambio es desequilibrado o inexistente, la relación no avanza.
Bert dice que el destino se origina de la acción conjunta de la conciencia personal y la conciencia grupal, precisamente porque es a nivel de la conciencia personal que podemos violar una de estas leyes y como la conciencia grupal está por encima de la conciencia personal, intenta actuar para restablecer el orden en el sistema.
Pongamos un ejemplo. Si me entero de que engañar a mi pareja al casarme está mal, y descubro que mi padre engaña a mi madre, a nivel de mi conciencia personal me rebelo contra mi padre y lo excluyo. La conciencia colectiva elegirá a un miembro después de mí para reemplazar a mi padre. Podría ser mi hijo o mi sobrino. Este miembro elegido quedará atrapado en el destino de mi padre, sin comprender ni poder controlar lo que sucede. La conciencia colectiva elige a un miembro posterior para representar a un miembro anterior, excluido.
El tercer nivel es el de la Conciencia de Solución o Conciencia de Totalidad. Aquí cesa toda crítica y juicio. Aquí se acepta la realidad tal como es. Es en este nivel donde operan las constelaciones sistémicas familiares. La constelación revelará dónde se han violado algunas leyes y, a partir de ahí, es posible comprender qué comportamiento adoptar para liberarnos y comenzar a vivir nuestras vidas. En este nivel de consciencia, nos sentimos apaciguados.
Podemos concluir que el destino existe y que también es posible controlarlo. Para ello, necesitamos conocer las Leyes Sistémicas y tener siempre presente que la armonía y la fluidez de los grupos a los que pertenecemos dependen del respeto a estas leyes. Al conocer las Órdenes del Amor, comenzamos a tomar las riendas de nuestras vidas.