Para que el amor funcione
(Texto originalmente escrito en portugués y traducido al español con el apoyo de ChatGPT)
Para que el amor funcione
(Texto originalmente escrito en portugués y traducido al español con el apoyo de ChatGPT)
Este artículo no pretende ofrecer una guía paso a paso para que el amor funcione, ya que no existe un manual ni una fórmula mágica para una relación buena, nutritiva y saludable. Lo que sí puedo decir es que si hay claridad sobre la realidad de esta unión, la pareja puede sentirse más cómoda y dispuesta a trabajar en los problemas que surjan en el camino, en la unión entre dos personas.
¿Y cuál es la realidad de las relaciones de pareja? ¿Por qué o para qué existen?
Bert Hellinger observó que las relaciones de pareja tienen tres funciones principales que son el sexo, brindarnos la oportunidad de experimentar el amor y, por último, encontrar soluciones a las dificultades personales y del sistema familiar.
El sexo es el motor de las relaciones porque permite la procreación, algo natural para los seres vivos. A través de la procreación, satisfacemos la gran necesidad que tenemos de seguir perteneciendo.
En una relación, dos personas tienen la oportunidad de afrontar sus diferencias y aceptarlas. En este proceso, es posible experimentar el amor y expandir la consciencia.
Cuando dos personas se atraen y deciden estar juntas, ya han sucedido muchas cosas (inconscientemente); es decir, por resonancia, terminan conociéndose, atrayéndose y decidiendo iniciar una relación. Esto ocurre mediante la búsqueda constante de soluciones a los problemas personales y familiares de cada uno; es un movimiento natural del alma.
Como podemos ver, no hay romanticismo en cuanto a la realidad de esta relación, y lo que vemos es que está al servicio de la vida. Es en esta relación que tenemos la oportunidad de conectar con la fuerza de nuestro yo adulto, con nuestro amor, con nuestra luz, y avanzar por un nuevo camino en busca de nuestra evolución.
En el estudio de los Órdenes del Amor, vimos que amar no basta; es necesario que haya orden para que haya fluidez en los sistemas. En el caso de las relaciones, existen pilares que, si se observan, les darán la oportunidad de cumplir su función y guiarnos por la vida, brindándonos una nueva oportunidad para conectar con nuestra plenitud.
Son: el amor, la jerarquía, el equilibrio entre dar y recibir, la sexualidad, la intimidad y la convivencia.
Aquí en este pilar consideraremos 4 aspectos: el amor a primera vista, el amor a segunda vista, la pareja ideal y el modelo de pareja.
Cuando experimentamos el amor a primera vista, vemos muy poco de la otra persona, porque lo que vemos es una imagen idealizada. Basándonos en los valores, creencias e ideales que internalizamos de nuestro sistema familiar, creamos la imagen de la pareja ideal y, en el amor a primera vista, proyectamos nuestros sueños, idealizaciones y fantasías en la otra persona.
El amor a primera vista es el tipo de amor que consideramos ideal. En este tipo de amor, depositamos la esperanza en nuestra pareja de que nuestras necesidades serán satisfechas, y es precisamente por eso que no logramos verlas en su totalidad.
En este amor a primera vista, cuando digo te amo, estas palabras están vacías, no tienen fuerza y no resuenan en la otra persona.
En el amor a segunda vista, ampliamos nuestra perspectiva y vemos a la otra persona como realmente es, no como nos gustaría que fuera, para llenar nuestro vacío existencial. Al experimentar este amor, podemos verla con su luz, con su sombra, con sus cualidades y defectos, y aun así, elegimos permanecer a su lado. Este amor implica una decisión. Aquí, cuando decimos «te amo», estas palabras tienen fuerza y resuenan con nuestra pareja.
Es al experimentar el amor a segunda vista que podemos renunciar a nuestra pareja ideal. Esa pareja que idealizamos basándonos en lo aprendido en nuestro sistema familiar. Al renunciar a ella, le damos sí a nuestra verdadera pareja, tal como es, sin querer cambiarla, porque, al comprender que la relación de pareja está al servicio de nuestra evolución y que la otra persona es lo que necesitamos, analizamos nuestros problemas para transformarnos.
En cuanto al modelo de pareja, la madurez de la unión entre dos personas demuestra que la referencia de pareja que cada uno aporta a la relación no sirve de modelo, ya que la relación se construye día a día con base en lo que cada uno aporta de sus experiencias vividas y en cómo resignifica estas experiencias para adaptarlas a la nueva realidad. En este sentido, esta misma madurez nos permite renunciar al modelo de pareja.
Ya hemos visto la ley del Orden o Jerarquía en los estudios de las Órdenes del Amor y sabemos que dice que quienes llegaron primero tienen precedencia; prepararon el camino para quienes vinieron después, y que es necesario respetar este acto de amor. Aquí, en cuanto a las relaciones, hablaremos de Precedencia y Prioridad.
La precedencia es exactamente lo que ya hemos visto. Quienes llegaron antes, llegaron primero y necesitan, como mínimo, ser respetados. En cuanto a la prioridad, priorizamos a quienes llegaron después. Esto significa que quienes llegaron después, por alguna razón, merecen atención especial, merecen prioridad.
Para que sea más fácil de entender, pondremos algunos ejemplos.
El Sistema de Origen, que son los padres y hermanos, fue primero y tiene precedencia. El Sistema actual, que son las personas que se unieron para formar una nueva familia, tiene prioridad. En otras palabras, respetamos nuestro sistema de origen, pero priorizamos el actual, porque si, de alguna manera, nos centramos en la relación con nuestros padres, esta pierde fuerza, porque es como si no estuviéramos presentes ni disponibles para ella.
En lo que respecta a relaciones significativas y parejas anteriores, estas tienen prioridad porque fueron lo primero. La pareja o relación actual tiene prioridad. Cabe destacar que si guardamos rencor o resentimiento de relaciones anteriores, de alguna manera estamos dirigiendo nuestra atención hacia ellas, y es necesario analizar los asuntos pendientes en estas relaciones para poder priorizar verdaderamente la relación actual.
Cuando hay hijos de relaciones anteriores, estos tienen prioridad. Los hijos de la relación actual tienen prioridad. Es necesario respetar el espacio del padre o la madre con los hijos anteriores; permitirles este espacio significa respetar el lugar que ocupan en la vida de la pareja. Si no existe este respeto, la relación actual termina viéndose perjudicada, al igual que todos los hijos involucrados.
Este pilar es sumamente importante para mantener una relación equilibrada, sobre todo porque para que una relación funcione es necesario que esté basada en la igualdad, es decir, que ambos socios tengan el mismo tamaño y los mismos derechos.
Joan Garriga nos advierte que en algunas relaciones se observa que uno de los miembros de la pareja se considera superior al otro y acaba adoptando una postura parental, como si fuera el padre o la madre de la pareja.
Si alguien solo da o solo recibe, la relación se ve amenazada porque corre el riesgo de reproducir un formato maternal-filial, en lugar de una relación entre adultos. Quienes solo dan parecen crecer, y quienes solo tienden a recibir, empequeñecerse. Joan Garriga
Esta postura parental puede ocurrir porque la persona que la adopta se siente superior a la otra persona y a su familia o porque existen asuntos no resueltos en la familia de origen.
Para que una relación funcione, cada persona debe buscar en el otro una compañera, no una madre. Bert Hellinger
Existen algunos peligros que pueden amenazar la salud de la relación debido a este movimiento. El primero es esta actitud paternalista. Cuando uno de los miembros de la relación actúa como un padre o una madre para su pareja, puede querer reeducarla, como si la educación recibida hasta entonces no fuera suficiente para formarla como es.
Otro peligro que puede surgir es la necesidad infantil. Esto ocurre cuando una persona delega todo el éxito o el fracaso de su vida en otra. Esta necesidad se puede identificar con frases como: «Eres mi vida»; «Sin ti, nada tiene sentido»; «Sin ti, no soy feliz».
Aquí es importante observar si adoptamos esta postura y trabajamos sobre nosotros mismos para que, anclados en nuestro yo adulto y llenos de lo que necesitamos, podamos decir a la otra persona: - Puedo ser feliz incluso sin ti, pero prefiero ser feliz contigo.
Es muy importante que busquemos el amor, no porque tengamos miedo de estar solos, sino porque estamos disponibles para el amor.
En algunos casos, uno de los miembros de la pareja no puede corresponder a lo que recibe, ya sea por una enfermedad temporal, o porque es una persona con necesidades especiales constantes y no puede corresponder en la misma proporción todo lo que recibe de su pareja.
En este caso, el equilibrio se da cuando quien recibe mucho y no puede corresponder reconoce cuánto ha recibido y se siente agradecido. En este caso, quien recibe mucho y no puede corresponder puede decir: «Recibo todo como un gran regalo, gratitud». Y su pareja puede responder: «Pero te lo doy con mucho amor».
Cuando una pareja hace algo que hiere a la otra persona, es decir, le da algo negativo, es necesario hacer algo para devolver la ofensa, porque si quien la recibe solo perdona, la relación crecerá y se romperá la igualdad entre ambos. Hay dos maneras de equilibrar la relación. Una de ellas es mediante la asertividad, cuando quien recibe el daño se posiciona como adulto y, a través de su comunicación, le deja claro al otro que lo que hizo le dolió y le causó dolor.
La otra posibilidad es la venganza romántica. En este caso, la persona que recibió el daño hace algo que también lastimará a la otra persona, pero un poco menos. Es importante que la retribución por el daño sea menor, ya que si es igual o mayor, se generará un ciclo de conflicto cada vez mayor y puede desencadenar violencia o la destrucción de la relación.
En las relaciones lo importante es darle a la otra persona sólo lo que es capaz de tomar y dar a cambio.
La sexualidad es el factor principal que une a una pareja. Como escribí al principio de este artículo, es el motor de las relaciones, ya que la procreación es algo natural para los seres vivos y es necesario procrear para seguir perteneciendo.
La fuerza de una pareja para el futuro es proporcional a la atracción sexual que los unió, es decir, si una pareja se une por razones diferentes al sexo, por ejemplo, razones económicas, reconocimiento, compasión, la relación sigue teniendo un gran peso.
Bert Hellinger afirma que es a través de la sexualidad que una pareja expone toda su vulnerabilidad y alcanza una intimidad difícil de alcanzar en cualquier otro aspecto de la relación. Cabe recordar que es la intimidad la que mantendrá esta relación cuando la sexualidad ya no sea posible.
Bert también dice que es a través de la sexualidad que el espíritu y la carne se entrelazan.
La intimidad va mucho más allá de la intimidad sexual; es el profundo intercambio emocional entre dos personas. Es tan profunda que no tiene nombre y solo puede ser sentida por dos personas.
Esta intimidad se centra en la historia de la pareja, en todo lo que han construido. Desde el momento en que se conocieron. Desde los pequeños acontecimientos hasta los grandes. Cada pelea, cada nuevo comienzo. Todo lo que los unió.
Y todo lo que pertenece a la pareja debe quedarse con ella. Si el hombre, la mujer o ambos comparten la intimidad de la pareja, hablándola con otros, la relación se debilita.
Es necesario mantener esta intimidad preservada, incluso en relación con los niños, ya que son asuntos únicamente entre estos dos adultos.
Cuando una pareja tiene su privacidad y la respeta, puede comprender la importancia de respetar la privacidad individual, es decir, la privacidad de cada persona.
También es necesario respetar la intimidad de las relaciones anteriores. Si en la relación actual se comparte íntimamente lo sucedido en relaciones anteriores, algo en la relación actual se debilita. Inconscientemente, la pareja actual también podría sentirse traicionada.
Toda relación es territorio sagrado y todo lo que sucede en ella debe ser valorado y respetado por ambas partes.
Cuando un hombre y una mujer se unen, dos sistemas familiares convergen en un mismo punto. En otras palabras, todo lo que somos con nuestra pareja es la recopilación de experiencias, dolores y amores de nuestros antepasados. Damos continuidad a algo que ya existía. En esta unión, además de lidiar con nuestro propio sistema, nos vemos obligados a lidiar con el sistema familiar del otro. Y cuando me topo con lo que pertenece a la otra persona, con lo que difiere de lo que considero correcto y bueno, surgen conflictos.
Los conflictos nos brindan una gran oportunidad para analizar nuestras necesidades y encontrar las mejores estrategias para satisfacerlas. Además, es a través del conflicto que podemos percibir a nuestro niño emocional, percibir las heridas que lleva consigo y, así, sanarlas para posicionarnos como adultos.
Las relaciones sin conflictos son relaciones en peligro. Quienes no entran en conflicto, quienes lo evitan, pueden estar actuando desde su infancia emocional, haciendo concesiones y renunciando a lo más preciado e importante para su esencia. Quienes ceden mucho y evitan los conflictos pueden estar orgullosos de estar en una relación sin conflictos, pero no se sentirán realizados.
Cuando el conflicto se aborda con respeto y sabiduría, se convierte en un portal a nuevas posibilidades para que la relación pueda evolucionar rápidamente.
Y termino este artículo con un extracto del libro El amor que nos hace bien, de Joan Garriga.
❝Desde mi experiencia como terapeuta, diría que la relación es sostenible mientras nos permita desarrollarnos y crecer, motivarnos e impulsarnos, es decir, mientras siga siendo interesante para nuestro propio camino de realización y nos permita abrir cada vez más nuestro corazón. ❞